En junio del próximo año, Bartomeu acaba mandato. Esa es la fecha para las elecciones que van a decidir el próximo presidente del FC Barcelona, si no hay un nuevo cataclismo en el club y se adelantan los comicios. En materia de fichajes, un año electoral suele caracterizarse por grandes promesas y fichajes de cara a la galería. “Galácticos” que ilusionen a los socios para que éstos elijan una opción continuista. Es decir, lo que se suele calificar como fichar “cromos”, lo que implica no hacer demasiado caso a la planificación deportiva.

En estas semanas de inactividad deportiva, las principales portadas deportivas han ido deslizando nombres de posibles fichajes. Cierto es que esto coincide en el tiempo con todos los escándalos del club y podrían ser cortinas de humo, pero no está mal hacer un repaso.

Empezamos el análisis bajo los palos. Aunque parezca incomprensible, la renovación de Ter Stegen, pilar fundamental del equipo estos últimos años junto a Messi, parece estar complicándose. Y en este sentido, se ha deslizado el nombre del que podría ser su sustituto en caso de fracaso negociador: Onana. El que fuera canterano del Barça está jugando en el Ajax y pensar que pueda defender la portería culé en lugar del portero alemán se hace realmente complicado de entender. Otra operación reciente en cuanto a la portería fue el trueque Cillessen – Neto, un maquillaje contable que no ha aportado nada al equipo culé.

Para la posición de lateral han salido dos nombres. Cancelo y Kurzawa. El primero llegaría al Barça mediante un trueque con Semedo, al que el club intenta meter en casi todas las operaciones. Desde la marcha de Dani Alves el Barcelona busca sin éxito un lateral derecho de garantías y siempre ha acabado jugando Sergi Roberto. No parece que Cancelo, quien no ha tenido ningún tipo de protagonismo en el Manchester City vaya a ser el indicado.

Por otro lado, Kurzawa saldría a coste cero puesto que acaba contrato, pero no ofrece ningún tipo de garantías para ser el jugador que de descanso a Jordi Alba igual que pasó con Lucas Digne, Junior Firpo y con el canterano Miranda.

El tema del central ya es algo crónico. Cuando el costado izquierdo parece solucionado con Umtiti y Lenglet, lo lógico sería buscar un suplente para Piqué. El defensa catalán es el único central diestro del primer equipo actualmente, dato que muestra la falta de visión por parte de la planificación deportiva.

Sin embargo, el nombre que suena con más fuerza para reforzar la zaga culé es el de Laporte, central zurdo del Manchester City. Con mucha menor fuerza han salido nombres como los de Upamecano y Luiz Felipe, jugadores que no parecen tener aún el peso específico suficiente como para recalar en el Barcelona. De hecho, se ha especulado incluso con un nuevo intento azulgrana por De Ligt.

Si seguimos avanzando por el campo llegamos a la sala de máquinas, una posición que debería regirse por el mayor de los rigores futbolísticos. Ahí reside la esencia de un equipo y es donde el Barcelona debería reunir mayor cantidad de ADN azulgrana. En lugar de eso, el Barça ha ido dando tumbos sin ton ni son. En las últimas tres temporadas se han hecho incorporaciones acordes con el estilo como Arthur y De Jong, pero también se han fichado jugadores que rompían totalmente con ese patrón. Véase el caso de Paulinho y Arturo Vidal. Para la próxima campaña, los futuribles serían Fabián Ruiz y Tanguy Ndombélé. El español encarna el futbolista fino, con gusto para la combinación y capacidad para rematar desde fuera del área; mientras que el francés iría más por el camino de la potencia física, la capacidad de sacrificio y el trabajo defensivo.

Y llegamos al ataque, una demarcación que, en principio, no debería suponer un trajín de idas y venidas puesto que hay dos jugadores que parecen fijos en el once como son Leo Messi y Luis Suárez. Quedaría un puesto libre en el titular y encontrar un recambio de garantías para Luis Suárez. Pese a todo esto, es el lugar donde más fichajes se han producido.

En cuanto al “nueve” suplente se fichó a Paco Alcácer y a Boateng, dando un rendimiento escaso. Braithwaite se ha fichado de urgencia por la lesión de Dembélé pero parece otra operación mala deportivamente ya que su destino es salir esta temporada del club catalán. Para el próximo curso parece haber unanimidad en cuanto al fichaje de Lautaro Martínez, quien reúne las características para suplir de manera exitosa a Luis Suárez. Sin embargo, está por ver que el club catalán cierre su fichaje ante la intromisión del Manchester City.

Pero la gran ruina llega con el extremo izquierdo. La marcha de Neymar desembocó en las dos incorporaciones más caras de la historia del club, ambas con un rendimiento muy pobre. Hablamos evidentemente de Coutinho, al que se le busca destino de manera desesperada, y Ousmane Dembélé, cuya fragilidad física impide cualquier tipo de previsión a futuro. Además, también pasó fugazmente el brasileño Malcom, que apenas tuvo protagonismo.

Por si fuera poco, esta temporada se cerró el culebrón Griezmann, previo pago de 120 millones de euros, para que el jugador francés no pueda jugar en su posición ya que ésta no existe en el Barça y se le vea perdido y sin participación en el juego culé.

Uno diría que todo lo expuesto es ya mucho más que suficiente. Que un club de la envergadura del Barça no puede seguir cometiendo más errores en la parcela de la planificación deportiva. Pues como tantas otras veces, la realidad supera a la ficción. Y es que no hay mejor guinda para todo este pastel que tener casi la certeza que el club azulgrana hará este próximo verano un nuevo intento para recuperar a Neymar, un jugador que salió como salió y que, entre otras cosas, tiene denunciado al club.

Lo dicho, en cuanto a planificación deportiva, en el Barcelona no parece haber nadie al volante.